Fue un momento portentoso, indeleble en la memoria y en la carne… Asomó su rostro a la meta, cargado de sangre, enrojecido por el esfuerzo. Llegó con el entrecejo fruncido, como señal de su[…]
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Fue un momento portentoso, indeleble en la memoria y en la carne… Asomó su rostro a la meta, cargado de sangre, enrojecido por el esfuerzo. Llegó con el entrecejo fruncido, como señal de su[…]